Crítica: Horrorland, un slasher que no se destaca

Horrorland

Entre los estrenos de esta semana se encuentra Horrorland (Karusell en el original), una película del género slasher dirigida Simon Sandquist (“Posesión”). Para los amantes del terror es una opción algo aceptable si no tienen nada mejor que ver, aunque no aporta demasiado.

Llena de clichés, la historia transcurre en Liseberg, un famoso parque de atracciones situado en Gotemburgo, Suecia. Inaugurado en 1923, es la feria más grande de Escandinavia y atrae a más de tres millones de visitantes por año. Esta es la alucinante locación de “Horrorland”.

En Halloween, la noche más espeluznante del año, la diversión se transformará en pesadilla. El tráiler permite apreciar el tono de la película, sus referencias al cine de los 80s, su elenco de actores, el horror y, especialmente, el gigantesco Parque de Liseberg.

Una exclusiva noche en Liseberg se convierte rápidamente en el más dramático de los paseos. Un grupo de amigos gana una visita VIP al parque justo en la noche de brujas. Una vieja amiga que trabaja en el lugar, de quien se han distanciado, es ahora la encargada de guiarlos. Pero pronto la diversión se llena de tensión y sangre cuando descubren que no están solos.

Alguien conoce un secreto que ellos guardan muy bien, o niegan. Ahora deberán enfrentar la verdad para sobrevivir.

Las escenas se vuelven oscuras y lúgubres. La música genera tensión, los personajes hacen cosas que, sabemos, no van a terminar bien. Pero cuando el espectador se prepara para el susto de su vida… nada ocurre. Son pocos los “saltos” que propone Horrorland, y eso si sos propenso a los miedos o no estás acostumbrado a este tipo de películas.

Sí, las actuaciones están muy bien, aunque algunas sean un tanto exageradas o hasta por momentos incomprensibles. Pero la película pasa por todos los lugares comunes del slasher y no aporta nada nuevo.

El villano intenta emular a Jason con su ambo azul y su máscara rota, sin embargo su humanidad es latente y poco tiene de terrorífico. Los supuestos giros argumentales que tiene la cinta no sorprenden, en su lugar, caen en lo común y poco creativo.

Afortunadamente, la cinta dura poco, apenas unos 93 minutos. No está mal, pero sin dudas podría ser mejor.

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