Skay Beilinson deslumbró en el concierto ofrecido la noche del jueves en el Movistar Arena, del barrio porteño de Villa Crespo. El guitarrista dueño de los riffs más coreados del rock argentino, desplegó un orgánico y genuino set rockero que buscó estremecer sin apelar a obvios golpes de efecto.
El artista, al que sus propios seguidores consagran como “el corazón de Patricio Rey”, apenas hizo unas pocas paradas en clásicos de la popular banda que lideró junto al Indio Solari. En cambio, emprendió un abarcador recorrido por toda su obra solista, incluso con muchos temas creados en los últimos meses.
En esa tónica, Skay se concentró en brindar un honesto show ajeno a todo gesto demagógico, del mismo modo en que desde el inicio de su camino solista opta por mantener audiencias más consecuentes con su búsqueda, que numerosas.
Skay conectó desde la honestidad de su arte y, como no podía ser de otra manera, hubo electricidad en el aire. Allí jugó un papel clave Los Fakires, la banda acompañante, que muestra solidez en el bajo de Claudio Quartero y la batería de Leandro Sánchez- y suma una buen socio en la guitarra de Joaquín Rosson, que le permite más “aire” al despliegue instrumental del protagonista de esta historia.
Tras un intenso año de shows en distintos puntos del conurbano y el resto del país, y de varios lanzamientos, Skay y Los Fakires eligió el distrito porteño para el cierre del año, y el Movistar Arena aportó el escenario.