La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires realizó este lunes un homenaje a Federico Moura, el recordado primer cantante de Virus. Lo hizo con la colocación de una placa conmemorativa en la puerta del edificio de Piedras 469, en el barrio porteño de Monserrat. Allí fue donde el músico residió en sus últimos años de vida.
El reconocimiento busca valorizar el legado cultural de Moura, a quien se considera como uno de los protagonistas de la renovación musical y estética que tuvo el rock argentino de los años 80. Su nombre se encuentra junto al de figuras como Gustavo Cerati, Miguel Mateos, Miguel Abuelo, Luca Prodan y Charly García.
La placa conmemorativa se descubrió ante familiares, amigos y seguidores de Virus. Los presentes se emocionaron al descubrir la presencia de una frase de la canción «Encuentro en el río musical», incluida en el álbum «Superficies de placer», lanzado en 1987, el último grabado por Moura.
«El río musical, bañando tu atención, generó un lugar para encontrarnos», dice el fragmento elegido.
Sobre el homenaje
«La cultura nos une como sociedad y la influencia de Federico llega hasta hoy, conectando generaciones, mundos diversos… Ojalá que pasar por Piedras 469 y ver la placa sea un llamado para recordar o acercarse al legado de este músico, primer cantante de Virus, diseñador de indumentaria, pionero de la cultura de la modernidad de los años 80 en nuestro país, esa joven cultura llamada ‘under’ que ─desde distintas ramas del arte─ trajo a la sociedad argentina nuevas ideas, valores democráticos y alegría de vivir», detallaron desde la Legislatura.
Desde 1981, y a lo largo de siete años, Moura fue el líder y cantante de Virus, una banda con la que alcanzó una notable repercusión tanto en la Argentina, como en Chile, Perú y Paraguay.
Algunos de sus mayores éxitos fueron «Wadu Wadu», «Hay que salir del agujero interior», «Amor descartable», «Pronta entrega», «Una luna de miel en la mano» e «Imágenes paganas», entre otras canciones ya consideradas como verdaderos clásicos de la música popular.
En diciembre de 1988 Federico Moura falleció en la casa donde se colocó la placa. Su muerte es considerada como el final de una de las eras más creativas y valiosas del rock argentino.